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Bulbgraph Obviamente, este artículo no es mío (no doy más que para traducirlo). Su autor es Robert X. Cringely. De hecho, no tengo ni permiso para hacer esto. La única razón por la que lo hago es porque quiero que todos puedan disfrutar con su columna semanal tanto como yo.

2 de noviembre de 2006

Vamos a cambiar a IPv6, ¿t'enteras? Y puede que valga la pena

Por Robert X. Cringely

¿Te acuerdas del efecto 2000? Si durante los días postreros del pasado milenio trabajaste en el sector informático, es probable que lo recuerdes como una mezcla entre navidades y el día de trabajo más duro de tu vida. Nuestros propios programas nos pusieron a las puertas de un desastre en potencia relacionado con la manera en la que los ordenadores gestionaban nuestros datos. Solucionarlo nos costó varios años y 100 mil millones de dólares (que sepamos). Pues bien, si te gustó el efecto 2000 te ENCANTARÁ IPv6.

IPv6 (Internet Protocol version 6, la versión 6 del protocolo de Internet) es, por supuesto, la próxima generación del esquema de direccionamiento de Internet que nos ha estado rondando durante la última década pero que, por lo general, no se ha puesto en funcionamiento. En lugar de utilizarlo dimos con NAT (Network Address Translation, traducción de direcciones de red), un apaño que nos ha permitido aumentar el parque de direcciones de Internet disponible y sin el cual las habríamos agotado hace varios años. NAT funciona lo suficientemente bien como para poder confiar en él durante muchos años, pero llegaron esos incansables chinos y decidieron cambiar todo su país a IPv6, así que ahora tenemos que hacer lo mismo en Estados Unidos.

Hasta cierto punto, se trata de lo mismo que pasó con el Sputnik. Algunos lo verán como una situación de desventaja comercial a menos que Estados Unidos mantenga el ritmo. Algo comparable a la lucha entre las normas de televisión NTSC y PAL (una pista: PAL es mejor aunque no lo tengamos).

Para ser justos, IPv6 es mucho mejor solución para el problema del menguante espacio de direcciones de Internet de lo que NAT nunca será. IPv6 se limita a aumentar el tamaño total del parque de direcciones, haciendo que sea lo suficientemente grande como para cada dispositivo tenga su propia dirección IP estática.

Tal y como están las cosas ahora mismo, el contenido de aproximadamente el 30 por ciento de los paquetes que circulan por Internet es ilícito, ya sea correo basura o ataques de diferente naturaleza. Tal y como viene de fábrica, un sistema Windows pasivo y sin protección conectado a Internet tarda unos pocos minutos de media en ser infectado con algún tipo de código patológico. Si cambiásemos al sistema de direccionamiento IPv6 podríamos tener, al menos, una pequeña oportunidad de tapar esa fuga.

También existe un gran mercado de aplicaciones capaces de encriptar el tráfico de la red. IPv6 lo pone donde pertenece, en los niveles inferiores de la pila del protocolo. Ahora mismo no nos queda más remedio que situar la encriptación en la parte superior de la pila, en el nivel de aplicación.

La contrapartida de esta actualización es el precio. Sólo en Estados Unidos, el coste de actualizar las infraestructuras para poner en funcionamiento IPv6 sería de unos 200 mil millones de dólares. La cifra supera esa cantidad si se quisiese conseguir lo mismo en el resto del mundo. En resumen, se trata de un coste por IP sin parangón.

Entre las ventajas de IPv6 están la desaparición de NAT, una mayor resistencia a los asaltos (pero sólo hasta que aparezcan nuevos programas dañinos pensados para IPv6, créeme) y una mayor facilidad para rastrear los datos de la red. Además, es muy sencillo saber cuál será tu nueva dirección IP, sólo tienes que añadir una cadena de ceros al principio de tu dirección actual.

Las desventajas de IPv6 incluyen la sustitución de la mayoría de encaminadores, así como un menor rendimiento asociado al incremento del tamaño de los paquetes (hoy en día, de media, su tamaño es de 63 bytes, mientras su peso en IPv6 sería de 87). Pero la verdadera penalización surgirá en aquellas partes de la red que están rotas sin que lo sepamos, como todo lo basado en la tecnología ATM (Asynchronous Transfer Mode, modo de transferencia asíncrona). ATM utiliza siempre paquetes 53 bytes de tamaño con 8 bytes para la dirección. Cambiar a un espacio de direcciones de 32 bytes implica que pasará de 16 a 40 bytes de sobrecarga, lo que no es bueno. Si ATM sobrevive, habrá que encontrar un apaño del estilo de NAT, construir equipos ATM que funcionen 2,5 veces más rápido o, sencillamente, aceptar que la nueva Internet es más lenta que aquella a la que sustituyó.

Algo que a mi mamá no le gustaría.

Pero seguro que al ejército de Estados Unidos sí. FCS (Future Combat Systems, sistemas de combate del futuro), el ejército del futuro próximo, con un presupuesto de 125 mil millones de dólares (o 300 mil millones, si incluimos las probables oscilaciones en el precio del combustible), sólo trabajará con IPv6. FCS quiere que cualquier dispositivo con un sistema eléctrico (ya sea una linterna, un walkie-talkie o un Humvee) disponga de una dirección en Internet. FCS sigue el mantra de que cualquier dispositivo eléctrico es un sensor, un nodo, un actuador o todos los anteriores. Se trata de UN MONTÓN de direcciones IP. Es la misma fuerza que mueve al mercado civil, que quiere poner etiquetas RFID en todo.

El gobierno está a punto de gastarse tanto dinero en pasar a IPv6 porque, si no, esta actualización no tendrá lugar. Nadie lo va a hacer voluntariamente, así que se necesitará una orden federal, y es frecuente que tales órdenes vengan acompañadas de subvenciones. Seguro que éste será el caso. La gente no va a actualizar sus sistemas voluntariamente porque ahora mismo funcionan bien y porque seguirán haciéndolo cuando nos quedemos sin direcciones IP libres. Lo único que les pasará es no serán compatibles con las nuevas direcciones. Nadie se gastará un centavo hasta que no hacerlo afecte SERIAMENTE a su trabajo diario.

Y ahora es cuando os doy la charla.

Hace años que la mayoría de los lectores de esta columna sabe de IPv6, pero dudo que muchos sepan que se acerca una actualización oficial. No es mi labor hacer esta clase de anuncios, aunque da la impresión de que suelo hacerlo a menudo. Así que aprovecho para hacer una predicción: no será una actualización sin dificultades porque hay otros asuntos que nos están distrayendo y porque la convertiremos en una excusa para gastar mucho más dinero del realmente necesario.

En cambio, deberíamos buscar la inspiración en quienes se han convertido en nuestro más reciente motivo para cambiar a IPv6: China. El actual esquema de direccionamiento les otorgaba un número tan pequeño de direcciones IP que estaban en serios problemas. De permanecer utilizando dicho sistema hubiesen tenido que aplicar a la red apaños muy desagradables. Así que tomaron la decisión de cambiar a IPv6 en todo el país, realizando un buen diseño de la red. Gracias a IPv6, China dispone del espacio de direcciones que necesita, y les está yendo bastante bien. Obviamente, el resto del mundo aún utiliza el viejo sistema, por lo que es necesario realizar una traducción de direcciones para comunicarse con ellos, algo que se está volviendo insufrible. Aquellos países que quieren llevar a cabo muchos negocios en China o a través de Internet (como India) están tomándose en serio sus propios planes para IPv6.

Han conseguido el liderato gracias a las buenas prácticas, míralo de ese modo. China ha hecho algo verdaderamente impresionante y el resto se está dando cuenta ahora. Nosotros (Estados Unidos) creemos controlar Internet, pero China nos está demostrando que estamos equivocados.

¿Y qué está ocurriendo en Estados Unidos? Bueno, está la neutralidad de la red. Una empresa de telecomunicaciones está reconstruyendo un monopolio nacional. Cisco y Microsoft están trabajando juntas en NAC (Network Admission Control, control de admisión en la red). Puedo ver un futuro no muy lejano en el que intentarán cobrarme por cada ordenador que tenga en casa. Mientras que China está construyendo un recurso nacional, nuestro gobierno está permitiendo que las empresas conviertan una Internet pública en una cara autovía de peaje.

Pero estoy convencido de que cambiaremos a IPv6, aunque sólo sea para que Halliburton cierre multitud de negocios.

Original: http://www.pbs.org/cringely/pulpit/2006/pulpit_20061102_001174.html
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